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jueves, 13 de octubre de 2016

CUANDO EL IMPERIO DE MALÍ DESCUBRIÓ AMÉRICA EN 1311

El rey Abubakari II al mando de una expedición de 2000 barcos y canoas (1000 con provisiones) zarpó de la costa africana rumbo a Occidente y jamás regresó.

Territorio que abarcaba el Imperio de Malí.
En el año 1300 existía en el centro de África, el reino más fastuoso que jamás existió, el Imperio de Malí y su dinastía, la Mansa tenía los hombres más ricos de todos los que los precedieron. En el cénit de su poder, Malí tenía al menos 400 ciudades, y el interior del Delta del Níger estaba muy densamente poblado. Se calcula que este imperio gobernó entre 40 y 50 millones de personas. Se tardaba un año para atravesar el imperio de este a oeste, durante este período solamente el imperio mongol era más grande.

El Imperio de Malí fue fundado en 1235 por Sundiata Keita cuando regresó de su exilio y venció al rey Sumaoro Kanté, de la etnia sosso de Guinea. Éste último, había masacrado a once de los hermanos de Keita, hijos del Maghan Naré Kon Fatta fue un rey mandinga, del pequeño reino de Niani en África occidental, uno de los 12 reinos que años después se unieron y formaron el Imperio de Malí. Keita reagrupó los ejércitos de los diferentes pequeños reinos en lucha contra los sosso, y consiguió vencer totalmente al ejército de Sumaoro Kanté, era el 1235 en la batalla de Kirina.

Ilustración de Sundiata Keita en
la batalla de Kirina, en el año 1235.
La fecha se cita a menudo como el principio del Imperio de Malí, que controlaría la mayoría de África Occidental durante los dos siglos siguientes, hasta el año 1645 en un territorio que se extendería desde la desembocadura del río Senegal hasta las orillas del río Níger, y desde Walata en Mauritania, importante ciudad comercial por ser lugar de paso caravanas, hasta las montañas del sur. Sundiata Keita (1190-1255) pasó a ser mansa de todos los malinkas y tomó el nombre de "príncipe León".

Bajo la dirección del Mansa Ulé, este Reino controlaba el comercio transahariano. Mansa Ulé o Ouali I (también conocido como Yérélinkon) fue hijo y sucesor del legendario Sundiata Keita como mansa de Malí. Reinó en el periodo 1255-1270 y amplió los territorios bajo dominio del Imperio de Malí, procediendo a someter a Senegambia, Tekrur, las tribus tuareg y Gao. Fue sucedido por Uti.

Existe una obra teatral dedicada al rey
Sundiata Keita o "Príncipe León",
fundador del Imperio de Malí.
Mansa Ouali también incrementó significativamente la agricultura, cediendo tierras en las provincias conquistadas a los soldados licenciados. También es conocido por emprender un Hajj (peregrinación a la Meca) durante su reinado, dándolo a conocer entre los comerciantes musulmanes del norte.

No tuvo hijos, y su trono fue disputado por sus hermanos adoptivos, hijos de generales de Sundiata. Ouati Keita fue el nuevo emperador de Malí. Se convirtió en el tercer Mansa del Imperio de Malí reinando de 1270 a 1274. Era uno de los dos niños, hijos de generales, adoptados por Sundiata Keïta. Fue adoptado y criado en la corte real junto al único hijo de Sundiata, Ouali, y el hijo de otro general, llamado Khalifa. Al igual que cualquiera de los demás miembros del clan Keita, era elegible para el trono, y peleó por él contra Khalifa después de la muerte del Mansa Ouali, fallecido al regreso de su peregrinación o viaje a la Meca, siendo coronado en 1270. Fue un pésimo gobernante.

Rutas comerciales que convergían
hasta el rico imperio de Malí.
Khalifa Keita fue el cuarto mansa del Imperio de Malí. Gobernó el reino sólo por un año, desde 1274 hasta su asesinato en 1275. Khalifa fue elevado a la corte real y peleó en la destructiva guerra con Ouati después de la muerte del Mansa Ouali, único hijo de Sundiata, en 1270. Khalifa fue derrotado y forzado a marchar al exilio mientras Ouati gobernó incompetentemente durante 4 años. Después de la muerte de éste, Khalifa consiguió el trono y reinó un año. Fue otro pésimo gobernante.

Su comportamiento intolerable fue terminado por la Gbara o Parlamento. La Gbara o Gran Asamblea servía como cuerpo deliberativo de los mandinka hasta el derrumbamiento del imperio. Reunía a delegados de 29 clanes presididos por un Belen-tigui (amo de la ceremonia). Khalifa fue asesinado y reemplazado por el hermano de Sundiata, Manding Bory, llamado también Abú Bark o Abubakari I, que debiera haber sido elegido en 1255 en lugar de Ouali I, según la Ley. Mansa Abu Bakr empezó el lento camino de reestructuración de Malí tras los 5 años de guerra civil y declive económico provocados por su antecesor. Después de 10 años, en 1285, fue derrocado por un esclavo liberado que había llegado a general, Sakura.

Mapa de tres imperios africanos, el de
Ghana, su sucesor el de Malí, en naranja
y finalmente el de Songhai.
Mansa Sakura fue el sexto mansa del Imperio de Malí. Esclavo de nacimiento, Sakura fue liberado y llegó a ser general en el ejército de Sundiata Keita, legendario fundador del imperio.

Después de la lucha debilitadora por la sucesión del trono entre los hijos adoptivos de Sundiata, Ouali y Khalifa, Sakura tomó el control él mismo en 1285 derrocando al entonces mansa, Abubakari I, tío de Sundiata y elegido por la Gbara. El historiador y geógrafo árabe Ibn Jaldún (1332-1406), registró el mandato Sakura, y según sus crónicas el emperador hizo un gran número de nuevas conquistas (la más notable fue Gao), y convirtió Malí en la fuerza política, económica, y militar dominante en el África occidental.

Gao fue el séptimo Mansa del Imperio de Malí del 1300 al 1305, el primero del linaje Kolonkan. Se llamaba Ko Mamadi y era descendiente de Kolonkan, la hermana de Sundiata Keita; Gao fue elegido mansa por la Gbara al morir Sakura durante el regreso de su peregrinación. Gobernó con el nombre de Gao hasta 1305, cuando fue sucedido por su hijo Mohammed ibn Gao.

Mohammed ibn Gao fue el octavo mansa (rey) del Imperio de Malí, desde 1305 a 1310. Heredó el trono después de la muerte de su padre Gao en 1305.

Abubakari II, el navegante
Abubakari II fue un mansa del imperio de Malí, el sucesor de su hermano el mansa Mohammed ibn Gao, y el último del linaje de Kolonkan.

La flota de Mansa Abubakari II
rumbo a América en el año 1311.
Su nombre de nacimiento era Bata Manding Bory, fue coronado Mansa con el nombre de Abubakari II en 1310. Continuó la línea de paz que caracterizó a sus predecesores Gao (el séptimo Mansa) y a Mohammed ibn Gao (el octavo Mansa), pero se interesó por el mar occidental. El rey entrevistó armadores de barcos de Egipto y de ciudades mediterráneas, y decidió construir naves en la costa de Senegal.

Durante su reinado el Imperio de Malí tenía una superficie de 1,29 millones de km², y Abubakari II no tenía interés en los combates, conquistas ni en recitales coránicos pero sí por historias escolares de un mundo en forma de calabaza, el gran océano al oeste y un nuevo mundo más allá de eso.

Ilustración del rey Abubakari II,
probable descubridor de América.
¿Quiénes le enseñaron que el mundo tenía forma de calabaza? Seguramente, hace cientos de años, hubo otros africanos que navegaron y descubrieron lo que hoy es América y regresaron para comunicar el hallazgo. El maní que existía en Malí desde hacía unos cientos de años era la prueba de que fue traído desde una tierra desconocida más allá del Océano.

Abubakari II tenía tratados de paz con todos los reinos vecinos, que eran los siguientes: Imperio Kanem-Bornu (700-1376);  Imperio Etíope (1137-1974); Sultanato Benimerín (1195-1465); y el Sultanato Mameluco de Egipto (1250-1517).

Sus fronteras estaban seguras y decidió armar una gran expedición. Su inquietud le llevaría a enviar una expedición con el objetivo de descubrir el lugar donde terminaba el océano. La flota partió en 1310 con 200 buques con hombres militares y representantes de casi todos los oficios, y otros 200 con víveres para dos años.

Tras zarpar esta flota, meses más tarde sólo regresó un barco, para informar que el resto de la flota había naufragado en un "remolino gigante". Este desastre no desanimó a Abubakari II en su búsqueda y él mismo tardó un año en organizar otra flota aún más grande.

Ilustración del rey Mansa Musa I,
sosteniendo una pepita de oro, en
un mapa catalán de la época.
Sin rendirse, Abubakari II decidió construir y equipar una segunda flota, esta vez de 2.000 barcos y canoas (1.000 con provisiones), pero, esta vez la encabezaría el mismo, en persona. Para esto, abdicó en 1311 dejando al mando del Imperio a su kankoro-sigui (visir) Mansa Musa con la orden de ocupar el mismo definitivamente el poder en caso de no regresar dentro de un año. La flota llevando a bordo carpinteros, forjadores, marinos, mercaderes, alfareros, joyeros, magos, adivinos, maestros, y soldados de todas las ramas de la milicia mandinga, descendió hacia el mar a través del río Senegal. Ni el emperador ni las naves volvieron a Malí, y nada se supo de su destino.

Mansa Musa se convirtió así en el siguiente gobernante, y durante una fastuosa peregrinación a La Meca efectuada entre 1324 y 1326, puso esta historia en conocimiento del egipcio Al Umari (1300-1349), quien la transcribió y llegó hasta nuestros días.

Peregrinación a La Meca. Musa I se trasladó
con más de 60 mil hombres y 12 mil mujeres.
Mansa Musa I (1280-1337), fue el décimo emperador del Imperio de Malí, el llamado 'rey de reyes', Musa I, amasó tanta riqueza que su fortuna no puede ser contabilizada en divisas contemporáneas. Tras su peregrinaje a La Meca, se produjo un boom de oro como jamás se había visto en el mundo. Musa I dejó un reguero de oro en su trayecto que desplomó el precio del oro por 10 años. Su célebre viaje por el mundo, con la intención de dar a conocer la riqueza del Reino de Ghana-Malí quedó documentado afortunadamente.

Fue tanto el oro que -como propaganda- que repartió Musa I por el camino hasta La Meca, que hizo bajar su precio en el mercado internacional. Musa I realizó su peregrinación en 1324, una procesión de la que se afirma que formaron parte 60.000 hombres y 12.000 mujeres, cada uno de los cuales portaba barras de oro de 4 libras de peso, heraldos vestidos de seda que portaban cetros de oro, caballos y bolsas de mano. Musa cubrió los gastos de toda la procesión, alimentando al grueso de personas y animales. También formaron parte de la comitiva ochenta camellos, variando los informes entre si portaban 50 y 300 libras de polvo de oro cada uno. Musa regaló el oro a los pobres que encontró durante el camino. No solo hizo donaciones a las ciudades por las que pasó en su camino a La Meca, incluidas El Cairo y Medina, sino que también intercambió oro por recuerdos.

Ilustración de Mansa Musa I
gobernando Malí.
La expedición de Musa I fue documentada por numerosos testigos oculares durante el camino, quienes quedaron extasiados ante su riqueza y grandeza de la procesión. Hay una gran variedad de fuentes que documentan este peregrinaje, como diarios, relatos orales e historias. Se sabe que Musa visitó al Sultán Mamluk Al-Nasir Muhammad de Egipto en julio de 1324.

Las generosas acciones de Musa, no obstante, devastaron inadvertidamente la economía de la región. En las ciudades de El Cairo, Medina y La Meca, la repentina entrada de oro devaluó este metal durante la siguiente década. Como consecuencia de ello se produjo una superinflación de los bienes de consumo y equipo. Para rectificar la situación del mercado de oro, Musa tomó prestado todo el oro que pudo portar de los prestamistas de El Cairo, a un elevado interés. Se trata del único caso en la historia en el que un solo hombre controló directamente el precio del oro en el Mediterráneo.

La ruta más corta de África a América.
Desde entonces Egipto, el Magreb, Italia y Portugal, se interesaron cada vez más por Malí. Musa I hizo una larga parada en El Cairo, Egipto. Allí contó que Abubakari II, supuestamente había muerto en una expedición marítima, en 1311, ''porque este soberano no quería entender que era imposible llegar al extremo del mar circundante; él quería alcanzarlo e insistió en su intento''.

El académico egipcio y árabe Al-Umari cita a Mansa Musa I como sigue: “El gobernante que me precedió no creía que sería imposible alcanzar el extremo del océano que rodea la tierra [refiriéndose al Atlántico]. Quería alcanzar ese [fin] y estaba determinado a continuar su plan. De modo que equipó doscientos barcos llenos de hombres, y otros 200 repletos de oro, agua y provisiones suficientes para muchos años. Ordenó que el capitán no regresara hasta que hubiera alcanzado el otro confín del océano, o hubiera terminado con todas las provisiones y el agua. Así partieron en su travesía. Estuvieron ausentes durante un largo período, y, al final, solo un barco regresó. Cuando se preguntó al capitán este respondió: 'O Príncipe, nosotros navegamos durante mucho tiempo, hasta que vimos en medio del océano un gran río que corría masivamente. Mi barco era el último, todos los demás estaban delante, y fueron absorbidos en el gran remolino y no volvieron a aparecer jamás. Yo navegué de vuelta para escapar de esta corriente.' Pero el Sultán Abubakari II no le creyó. Ordenó que mil barcos fueran equipados para él y sus hombres, y mil más con agua y provisiones. Entonces me confió la regencia durante el término de su ausencia, y partió con sus hombres, para no regresar ni dar señales de vida jamás”.

Esto figura en el libro Historia General de África, ''Siglos XII a XVI'', Editorial Tecnos/Unesco, 1982, pág. 169.

Hipotético encuentro por primera vez de Mansa
Abubakari II con los aborígenes americanos.
Aunque los historiadores y científicos “oficiales” son escépticos respecto a estos viajes, que se conservan en la actualidad en viejos escritos, no cabe dudas que la segunda expedición de Abubakari II llegó al Nuevo Mundo.

El río en medio del océano que describió el sobreviviente es el Amazonas o el Orinoco. El Amazonas una vez al año provoca una ola gigantesca que los nativos llaman pororoca, que avanza cientos de kilómetros mar adentro destruyendo todo a su paso. En lengua tupí-guaraní pororó-ká, significa "gran estruendo". Para que este fenómeno natural se produzca tienen que concurrir varios factores: las fases de Luna llena o Luna nueva, que dan paso a la subida de la mareas más intensas (que son las que se producen cuando los tres astros, es decir, la Tierra, la Luna y el Sol se encuentran alineados), las corrientes marinas y la oposición del océano sobre el río.

Escultura olmeca hallada en el
estado de Veracruz, México,
muestra a una persona negroide.
Las olas sucesivas de color marrón, llegan a tener más de 4 metros altura, árboles y demás vegetación caen al agua al igual que todo lo que se encuentra en la orilla y no puede huir o ser removido como algunos animales e, incluso, personas o pueblos enteros. Los habitantes ribereños suelen estar preparados trasladándose tierra adentro. Con esta descripción, la primera flota de Malí que naufragó, al menos llegó hasta la desembocadura del Amazonas o del Orinoco, donde se presenta este fenómeno.

Las evidencias a favor de la llegada de la segunda flota son más numerosas, mientras que los escépticos afirman que se hundió rumbo a América, otros sostienen que la expedición de Abubakari II habría llegado al actual estado de Pernambuco, cuya capital es Recife, en Brasil, con el solo apoyo argumentativo de la similitud de este nombre con "Boure bambouk", que significa campos de oro en idioma mandinga. Boure Bambouk, fue la ciudad africana que aportó las mayores riquezas en oro al Imperio de Malí. Expertos en idiomas dicen que Pernambuco es un nombre que proviene del tupí: pa'ra'nã que significa "mar o agua" y buka "mar largo o extendido", o sea paranãbuka “mar extendido”, para explicar la gran extensión del océano en la costa brasileña.

Presencia de tribus negras en
América a la llegada de los españoles.
Otros dicen que los expedicionarios africanos desembarcaron en Centroamérica. Durante su segundo viaje, Colón fue informado por los indios de La Española (Haití) de que personas de raza negra habían estado en la isla antes de su llegada. Como prueba, se presentaron ante Colón con las lanzas de estos musulmanes africanos. Estas armas estaban rematadas con un metal amarillo que los indios llamaron Guanin, una palabra derivada de África Occidental que significa “aleación de oro”. Bastante curiosamente está relacionada con la palabra árabe “Ghinaa”, que significa “Riqueza”. Colón trajo algunos guanines de vuelta a España y fueron analizados. Así se enteró de que el metal era 18 partes de oro (56.25%), 6 partes de plata (18.75%) y 8 partes de cobre (25%), la misma proporción que el metal producido en las fundiciones africanas de Guinea.

Además, se habla de la descripción por parte de Colón, en su tercer viaje, de comerciantes de raza negra afincados en Honduras, Fernando Colón, el hijo de Cristóbal, escribió sobre los negros vistos por su padre en Honduras: "la gente que vive más allá del este de Pointe Cavinas, tan lejos como el Cabo Gracias a Dios, es casi negra de color".

Cabeza de la civilización olmeca
comparada con el rostro de un africano.
Así como las crónicas de López de Gómara que en su libro Descubrimiento de la Mar del Sur, se refiere a la expedición de Balboa en 1513, dice que saliendo del Darién en septiembre de ese año, llega a Cuareca donde “…halló algunos negros esclavos del Señor. Preguntó de dónde los habían sacado y no le supieron decir o entender más de que había hombres de aquel color cerca de allí con quien tenían guerra muy ordinaria. Estos fueron los primeros negros que se vieron en Indias, y aun pienso que no se han visto más…”

Otra curiosidad es que existen más de 20 cabezas colosales Olmecas que se han encontrado en el sur de México, con muy claras características raciales negras demuestran que alguien llegó desde África. Sin embargo, los arqueólogos dicen que esas cabezas representan a un “jaguar”. La civilización olmeca floreció en los estados mexicanos de Veracruz y Tabasco, en el Istmo de Tehuantepec, aproximadamente entre los años 1500 y 400 a. C., y se cree que ha sido la civilización madre de todas las civilizaciones mesoamericanas que se desarrollaron posteriormente.

Chamá, Guatemala, vaso maya del siglo
VIII d.C. donde aparece un negro, y es
recibido por otro del mismo color.
La expedición de Abubakari II cronológicamente no pudo llegar a contactarse con el reino de Olman porque ya se había extinguido, pero pudieron existir otros predecesores africanos que establecieron contacto con los olmecas y que lograron regresar al África. Una de las evidencias del contacto de África con América es el maní que se cultivaba en Malí antes del descubrimiento de América. Este alimento es autóctono del continente americano. Por ende, existió una antiquísima conexión entre África y Mesoamérica.

Tal vez, la evidencia más significativa de le eventual presencia africana en América en dicha época corresponde al hallazgo en una tumba de dos esqueletos masculinos de características óseas negroides en Hull Bay, Islas Vírgenes, cuya datación con Carbono 14 corresponde al 1250 después de Cristo. No lejos de estos, en Reef Bay Valley se halló una inscripción en un antiguo lenguaje de origen libio, el Tifinagh, el que fue llevado por bereberes musulmanes que invadieron Malí en 1076, y que se pudo traducir como: "sumérgete para lavarte, esta es agua para la purificación antes de rezar".

Thor Heyerdahl demostró que se podía viajar
desde el norte de África hacia América.
En la ciudad maya de Chamá, Guatemala, se encontró una vasija del 800 d.C. donde aparece un personaje que indudablemente es de raza negra.

Siguiendo esta teoría, el aventurero noruego Thor Heyerdahl (1914-2002), construyó una balsa elaborada con papiro de acuerdo a las técnicas del antiguo Egipto, la Ra II, y demostró navegando 6.100 km desde Marruecos a Barbados en 57 días en 1970, que dicho viaje era posible de realizar.

La Expedición Atlantis de 1984, realizada en una balsa de madera de alcornoque, sin timón y tripulada por seis argentinos que zarparon desde  el puerto de Tenerife en las islas Canarias y llegaron 52 días después a La Guaira en Venezuela. Navegaron 5.000 kilómetros con una sola vela.

Detalle del vaso maya
de Chamá, donde aparece
un individuo de raza negra.
El guyanés Iván Van Sertima (1935-2009) publicó en su libro They Came Before Columbus (Ellos vinieron antes que Colón) un capítulo, llamado “El príncipe marinero de Malí” donde habla de Abubakari II y de su expedición, llegando a la conclusión de que llegó a las costas americanas. Tras Van Sertima otros autores, como el senegalés Pathé Diagne afirma que los africanos llamaban Tarana a América mucho antes de ser descubierta por Colón.

El profesor de Malí Gaoussou Diawara también ha defendido esta tesis. Este último nos cuenta una anécdota de su niñez cuando en las zonas rurales de Mali escuchaba en los labios de las mujeres una frase sugerente: «Ha desaparecido como Mandé Bukari», decían. Mandé Bukari es el nombre tradicional de Abubakari II, que es cómo lo conocieron los escritores árabes, y la frase la utilizaban cuando mandaban a sus hijos a hacer un recado y tardaban más de lo debido en volver. Tal vez en la cultura popular encontremos pistas sobre la existencia de este emperador. Diawara además nos dice que a Abubakari II se le conocía como Bata Mandé Bori, que en nuestro idioma sería “el que partió sobre el agua”.

Dos colosales cabezas de la enigmática
civilización olmeca que nos recuerdan
a africanos.
El antropólogo y arqueólogo argentino Dick Edgar Ibarra Grasso (1914-2000) hizo un inventario de coincidencias entre artefactos culturales afroárabes e indígenas: conocimiento del número 0; idénticos pictogramas para representar los mismos instrumentos astronómicos; uso de piedras geomagnéticas como brújulas; representaciones precolombinas de negroafricanos; uso de alambiques para destilar alcoholes y perfumes; uso del arco árabe; cántaros con forma de asa-estribo; tipos de maíz, plátanos, maní y ñame; parentesco lingüístico del maude y el maya; etc.

Si la expedición de Mali, llegó a América se encontró con la siguiente situación:

Figura negroide hallada
en Teotihuacán.
En el 1311, en América, ingresaban por el norte de México los mexicas, que debieron dejar su tierra, Aztlán (de donde viene su nombre; Aztecas) y, después de haber sido expulsados de distintos lugares, llegaron, en 1325, al Valle de México.

En tanto, los chichimecas habían absorbido rápidamente la cultura tolteca y no tuvieron reservas en mezclarse con los otros pueblos del valle de México. Ahora estaban gobernados por su cuarto soberano, Quinatzin. Más al sur convivían los distintos pueblos que les habían precedido en las invasiones, de la familia de los aztecas, si bien los más poderosos en esta época eran los tepanecas, gobernados por Tezozomoc, con capital en Azcapotzalco. Los tepanecas eran una cultura avanzada, que, a cambio de servicios, permitió a los aztecas vivir en una isla del lago Texcoco donde fundaron el poblado de Tecnochtitlán.

Más al sureste, la ciudad de Mayapán (1200-1450) gobernada por los itzáes, seguía rigiendo los destinos de los demás mayas esparcidos también por Guatemala y Honduras.

Relieve en la ciudad maya de Tikal donde se
observa un hombre de facciones negroides
con un elaborado casco.
En los Andes, el reino de Chimú o Chimor dominaba un extenso territorio en la costa del Pacífico. La capital era Chanchán, pero cada valle tenía una ciudad que centraba la actividad de la comarca. La expansión del reino se había basado en la política de permitir que la nobleza local de cada ciudad conservara sus privilegios, sólo que supeditada al monarca chimú. Los chimúes se desarrollaron en el mismo territorio donde siglos antes existió la cultura Mochica. Al igual que los mochicas, la cultura chimú se desarrolló en el valle de Moche. Terminaron conquistados por los incas en el año 1470.

Las leyendas incas cuentan que por esta época (el 1300), Cuzco estaba gobernada por el cuarto inca, Mayta Cápac (1290-1320), hijo de Lloque Yupanqui y nieto de Sinchi Roca, el cual había sido a su vez el hijo y heredero del fundador, Manco Cápac. Dichas leyendas atribuyen a Lloque Yupanqui grandes conquistas, que llevaron a los incas a dominar un territorio que alcanzaba el lago Titicaca en poder de sus rivales los Aimaras.

Lo que sabemos de Malí es gracias a Ibn Battuta
Uno que nos brindó abundante información sobre el imperio de Malí fue Ibn Battuta, el famoso y más grande viajero musulmán y explorador marroquí, nacido en Tánger el 17 de rayab del año 703 de la Hégira, correspondiente al 25 de febrero de 1304, y muerto en 1368 o en 1377.

Detalle del mapa donde aparece
representado Musa I, rey del Imperio de Malí.
Según sus escritos, el Imperio de Malí fue un Estado medieval de los mandinka, un pueblo mandinga cuyo núcleo fue la región de Bamako, en el África Occidental. El imperio fue fundado por Sundiata Keïta. Era conocido por su generosidad y la riqueza de sus gobernantes, en especial Mansa Musa I también llamado "Musa, hijo de Kankou", siendo Kankou el nombre de su madre. El Imperio de Malí tuvo una profunda influencia en la cultura del África Occidental, permitiendo la difusión de su lengua, leyes y costumbres a lo largo del río Níger.

El imperio prosperó debido sobre todo al comercio. Había tres grandes minas de oro en las fronteras con el imperio de Ghana, lo que le convertía en lugar de tránsito para el metal, y el imperio gravó cada onza de oro o de sal que cruzó sus fronteras. Al principio siglo XIV, Malí era la fuente de la mitad del oro del Viejo mundo.

Los Malíes en Tombuctú o Timbuctú.
Maghan I fue el décimo primer mansa del Imperio de Malí, después de la muerte de su padre Mansa Musa I en 1337. Maghan heredó el imperio en un gran momento de apogeo, siendo conocido por su riqueza en Europa y todo el mundo musulmán y abarcando un gran territorio. Fue un mal administrador, que derrochó la Hacienda Pública, pero el imperio construido por sus antecesores era suficientemente fuerte, y pasó intacto al hermano de Musa, Souleyman, en 1341.

Souleyman fue mansa del Imperio de Malí desde 1341 a 1360. Como hermano de Mansa Musa I, sucedió a su hijo, Maghan, en el trono en 1341. A su muerte asumió el trono durante un corto periodo su hijo Kassa, pero fue sucedido ese mismo año por el hijo de Maghan, Mari Diata II.

Los viajes de Ibn Battuta (1304-1377).
El historiador marroquí Ibn Battuta viajó a Tombuctú para visitar la corte de Suleyman por un periodo de 8 meses, en 1352-1353. Durante ese tiempo, Ibn Battuta registró una detallada descripción de la vida de la corte, incluyendo notas de la falta de piedad de Souleyman que contrastaba con la generosidad de su hermano Musa I.

El mansa Souleyman tomó duras medidas para sanear las finanzas del reino, y demostró ser un buen rey. Durante su reinado comenzaron las incursiones de los fulas. También se enfrentó a una conspiración palaciega para derrocarlo, tramada por la Qasa (reina) y varios comandantes del ejército.

Una vista de la ciudad de
Tombuctú, actual Malí.
El mansa también realizó su peregrinación a La Meca, y continuó las relaciones diplomáticas con Marruecos y Egipto. Construyó un palacio en Kangaba llamado Camanbolon en donde reunía a la corte y recibía a los gobernadores provinciales y a los embajadores, y donde depositó los libros santos.

El único revés de su reinado fue la pérdida de la provincia de Dyolof en Senegal. Los pueblos de wolofs se unieron en 1350 y formaron su propio Estado, llamado Imperio de Jolof (1360-1889). Mansa Suleyman murió en 1360 y fue sucedido por su hijo, Camba, que fue depuesto nueve meses después por uno de los hijos de Maghan.

Ilustración de Mansa Musa I,
y su peregrinaje a La Meca.
Se conocen 21 mansas después del fundador del Imperio y probablemente haya dos o tres más. Los historiadores contemporáneos afirman que, tanto durante el ascenso como la decadencia del Imperio de Malí, su ejército constaba de 100.000 infantes y 10.000 jinetes. Con la ayuda de las tribus del río, este ejército podía ser desplegado a través del reino en un corto período.

El último mansa que reinó desde Niani, fue Mansa Mahmud III. El momento definitivo en el reinado de Mahmud III es el conflicto final entre Malí y los songhai en 1545. Las fuerzas del Imperio Songhai (1340-1591), bajo mando del hermano del rey Askia Ishaq I, Askia Daoud, saquean en 1545 la capital Niani y ocupan el palacio. Mansa Mahmud III se ve obligado a huir a las montañas.

Rasgos africanos en estos personajes de la
cultura Moche 100 a 800 d.C. Museo Larco.
Diversos reinos vecinos ocuparon en su mayor parte el territorio de Malí hasta la llegada en 1850 del ejército francés avanzando desde Senegal ocupó el país, que pasó a formar parte de lo que se llamó África Occidental Francesa hasta que en 1960 se independizó tomando el nombre de Confederación de Malí; poco después Senegal, Dahomey, Alto Volta y el llamado Sudán francés, se segregaron, y el último cambió el nombre a República de Malí.

Volviendo a la expedición de Abubakari II, en definitiva, uno no puede evitar preguntarse qué ocurrió con este emperador de Malí. ¿Naufragó su expedición y pereció engullido por las olas del Atlántico? O, como defienden algunos investigadores, ¿llegó a América? El misterio sigue en el aire y, por lo que parece, lo seguirá estando durante mucho tiempo.

Por Alberto Seoane


Otros descubridores de América los encontrará haciendo clic aquí:

Zheng He (1371-1435) fue un militar, marino y explorador chino, especialmente conocido por sus siete expediciones navales, realizadas entre 1405 y 1433. Durante sus viajes exploró el Sudeste asiático, Indonesia, Ceilán, la India, el Golfo Pérsico, la Península Arábiga y el este de África hasta el canal de Mozambique y se afirma también que habría llegado al continente americano para cartografiar todas las tierras conocidas por orden de su emperador.

El marino Alonso Sánchez cruzó en medio de una terrible tormenta el Océano Tenebroso en 1483 y descubrió unas tierras que hoy se llaman América. Y tras permanecer unos meses, de allí volvió para morir en brazos de Cristóbal Colón confiándole su descubrimiento.

Existen al menos 20 lugares en el mundo que se disputan ser la cuna de Cristóbal Colón. Según la teoría más aceptada, podría haber nacido en 1451 y en Génova; pero otras hipótesis lo hacen, portugués, gallego, corso, sardo, griego, francés, aragonés, catalán, balear, valenciano, castellano, noruego, y hasta suizo.

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