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lunes, 17 de noviembre de 2014

FRACASA LA OPERACIÓN SECRETA BRITÁNICA PARA MATAR A ROMMEL

50 hombres perfectamente entrenados intentan matar al “Zorro del desierto”, en la noche del 17 al 18 de noviembre de 1941, pero la operación fracasa por la ineptitud de los comandos británicos ya que Rommel ni siquiera se encontraba en África. El comandante Teniente Coronel Geoffrey Keyes muere en el ataque y el capitán Campbell es capturado. Solo dos ingleses lograron regresar con vida luego de caminar cinco semanas por el desierto.

El Mariscal de Campo
Rommel (1891-1944).
El genial Erwin Rommel, al que sus enemigos atribuyen habilidades milagrosas por su prodigioso liderazgo militar, es el objetivo de esta acción. Entre las tropas británicas hay una gran admiración por Rommel y sus logros. En sólo dos meses, Rommel ha cambiado radicalmente el curso de la guerra africana, forzando a los británicos, que se habían acostumbrado a atacar, a retirarse. 

Conscientes de la importancia del líder enemigo los británicos intentan eliminarlo. Creen que si lo matan iban a socavar la moral de las fuerzas del Eje en el Norte de África.

El 10 de noviembre de 1941 un pequeño destacamento de comandos británicos partió de Alejandría a bordo de los submarinos HMS Torbay y HMS Talisman. En el primero se encontraban el Teniente Coronel Geoffrey Keyes, dos oficiales y 22 hombres y en el segundo el Coronel Robert Laycock, dos oficiales y 24 hombres. Cuatro días más tarde llegaron ante las playas del área de Cyrene, Libia. Su objetivo: asaltar los Cuarteles Generales del Mariscal Erwin Rommel, Jefe del Afrika Korps, y asesinarlo.

Imagen del submarino británico HMS Torbay.
En la tarde del 15 de noviembre de 1941 dos submarinos emergen en la costa de Cirenaica 300 kilómetros detrás de las líneas ítalo-alemanas. De los 50 hombres unos mueren ahogados por el fuerte oleaje, siete botes se dan vuelta, algunos hombres logran reembarcan en el submarino, agotados por el esfuerzo y otros se pierden en la oscuridad de la noche. 

En total 30 hombres del 11º grupo de comandos escoceses logran reunirse en la orilla. Su jefe es el Teniente Coronel Geoffrey Keyes, hijo del almirante sir Roger Keyes, jefe de todos los comandos especiales y de todas las incursiones secretas hechas por el ejército británico. A Keyes lo acompaña otro oficial, el Capitán Campbell.

Chescem el-Kelb, playa rocosa donde
desembarcaron los comandos británicos
que querían matar a Rommel.
Esperándolos en la playa Chescem el-Chelb (“Nariz de perro”) estaba el capitán John Edward "Jock" Haselden y un soldado árabe colaboracionista de los británicos. Haselden es un comando que vivía, desde hace algún tiempo, como un árabe cualquiera detrás de las líneas alemanas. El resto de los hombres de Haselden, incluidos dos oficiales británicos, un capitán de Bélgica Libre y otro árabe, se unen en la noche. Todos habían llegado al área algunas horas antes por medio de un destacamento motorizado del Long Range Desert Group (comandos que vagaban por el desierto detrás de las líneas enemigas). Haselden y sus hombres tienen ciertos conocimientos de la zona y más tarde se encargarían de sabotear los enlaces de comunicaciones.

A las 18:30 horas, Haselden hizo señales con su linterna y veinte minutos después la primera de las lanchas llegó entre la oscuridad. Sin embargo, antes que todos los comandos pudieran desembarcar de los submarinos, el mar se encrespó, por lo que del equipo de Laycock tan sólo siete hombres y el propio Laycock pudieron llegar a tierra.

En la playa los
esperaba John
Haselden (1903-1942).
A la vista de la inesperada reducción de recursos y de la acuciante necesidad de hacer coincidir sus acciones con la noche del 17 al 18 (víspera de la Operación Crusader, un ataque sorpresa desde Egipto por tierra), se hizo necesaria una revisión de los planes, que quedaron de la siguiente forma: Keyes junto con 18 hombres atacaría la casa y Cuartel General de Rommel, el Teniente Cook con 6 hombres sabotearía las comunicaciones telefónicas y telegráficas en el cruce de carreteras de Cyrene y Haselden con 5 hombres haría lo propio en la carretera El Fridia-Slonta. Así, al amparo de la noche del día 15, los comandos británicos iniciaron su caminata de 25/35 kilómetros hasta sus objetivos bajo una lluvia torrencial.

Laycock, decidió permanecer en el punto de encuentro con la munición de reserva y tres hombres a la espera de que llegaran el resto de sus hombres. Él era la única persona, además de Keyes, que tenía un conocimiento global del plan y sería necesario para guiar a sus hombres en el caso de que finalmente lograsen regresar a la costa para reembarcar en los submarinos.

El coronel Robert Laycock,
en una foto del año 1944.
Se dividen los hombres en dos grupos para iniciar la “Operación Flipper”, que consistía en matar a Rommel sea como sea. Uno de los grupos se dirigió para cortar las comunicaciones alemanas y el otro al mando del propio Keyes, con Campbell segundo al mando y el sargento Terry, son los encargados de secuestrar o asesinar a Rommel. 

Por medio de algunos informadores árabes, Keyes cree saber que el Cuartel General de Rommel se encuentra en la antigua prefectura de Beda Littoria en Cirenaica, por donde circulan oficiales de alta graduación. Cuando amanece el 16 de noviembre, los comandos se refugian en una gruta donde permanecen todo el día debido a la intensa lluvia.

El sargento Jack Terry, uno
de los dos fracasados
comandos que lograron salvar
el pellejo luego de caminar 5
semanas por el desierto.
A medida que Keyes se acercaba a su objetivo en Beda Littoria, en la noche del 17 de noviembre, informantes árabes a cambio de mil liras le indicaron que el Cuartel General de Rommel quedaba situado en Sidi-Rafa. Haselden estuvo de acuerdo con esta información de tal modo que Sidi-Rafa pasó a convertirse en el nuevo objetivo. El plan consistía en que Keyes, el Capitán Campbell y el Sargento Jack Terry irrumpieran en el edificio mientras el resto de hombres tomaban posiciones para impedir interferencias enemigas. Estos despliegues tenían los siguientes objetivos: deshabilitar la planta de luz eléctrica (3 hombres), vigilar las salidas de la tienda de guardia y el aparcamiento de coches (5), impedir que nadie abandonara el hotel cercano (2), vigilar la carretera a ambos lados del edificio (2) y vigilar cualquier entrada que Keyes y sus hombres emplearan para acceder al edificio (2).

La realidad es, que no se trataba del Cuartel General del "Zorro del Desierto", puesto que entre julio y agosto, se había formado el numeroso "Grupo Acorazado Afrika", y en ese local funciona la Dirección de la Intendencia, de la cual dependen todas las fuerzas ítalo-alemanas.

El General Erwin Rommel, en el momento en que los comandos ingleses atacaron el edificio de Sidi-Rafa, se encontraba de visita en Roma, habiendo regresado durante el transcurso del día 18 al Norte de África.

Se inicia el ataque el 18 de noviembre de 1941
Cerca de las 22 horas los comandos británicos llegan al poblado de Al Bayda donde creen que está el cuartel general de Rommel, uno de ellos pisa una lata y los perros del pueblo comienzan a ladrar alertando a los guardias. Dos oficiales italianos se acercaron a ver qué sucedía y se encuentran con los ingleses, pero el capitán Robert Campbell les habla en alemán y les dice que son alemanes. Los dos uniformados se retiraron.

Fotografía del edificio que atacaron los
comandos británicos en la ciudad de Al Bayda,
Libia el 18 de noviembre de 1941.
En la noche del 18 noviembre, el Intendente Comandante Schleusener, no se encuentra en su puesto de servicio, sino que está internado en el hospital de campaña, en compañía de su segundo al mando. En su reemplazo está el Segundo Intendente Comandante, el Mayor Hans Poeschel. Como ocurre diariamente, las luces de la casa en la localidad de Bayda se apagan a la media noche y sólo queda un débil farol en el puesto de guardia.

Keyes y sus hombres se aproximan en la oscuridad de la noche y en medio de una tormenta, al que creen es el Cuartel General de Rommel. Los comandos llegan a su objetivo a las 23.59 horas. Bajo la lluvia, con otro hombre Keyes corta la red metálica que rodeaba el jardín de “la villa de Rommel” que no era tal. En dos grupos atacan la casa por delante y por detrás. Keyes comanda el grupo que ataca por delante.

Ilustración del momento en que el
capitán Campbell asesina al guardia
de la puerta.
Antes de la medianoche, todos los hombres se encontraban en sus puestos. No habiendo encontrado ninguna entrada en la parte de atrás del edificio, Keyes, Campbell y Terry se dirigieron a la puerta principal y la golpearon con los nudillos. Campbell, que hablaba un alemán perfecto, solicitó entrar. La puerta se abrió, y en cuanto el centinela se dio cuenta de que había sido engañado, opuso resistencia.

El guardia que es fuerte como un toro se abalanza sobre el primer comando del grupo —que inicialmente evita hacer uso de las armas de fuego— rodando ambos contra la puerta de la Oficina de Armas y Municiones. Incapaz de reducirlo de forma silenciosa, Campbell le disparó. ¡Los británicos acababan de perder el elemento sorpresa!

Comienza la balacera
Despertados por el ruido, los dos suboficiales que duermen dentro, toman sus pistolas ametralladoras, el sargento Lentzen abre la puerta y dispara. Al mismo tiempo Keyes ha lanzado las granadas de mano y caen en medio de la habitación. El suboficial Kovacic que todavía se encontraba parado en el centro de la habitación recibe el impacto de la explosión de lleno y queda muerto en el piso. El primer jefe de transporte Bartel que iba a saltar de la cama tiene tiempo de dejarse caer y resulta ileso.

Interior de la casa de Al Bayda donde los
británicos creían que se encontraba Rommel.
El Oficial de Órdenes, teniente Kaufholz comienza a descender por la escalera del primer piso, una ráfaga de la metralleta del sargento  Terry lo disuade a seguir avanzando y responde al fuego, estallan las granadas cuyo resplandor ilumina la planta baja. Kaufholz ve a los comandos enemigos y dispara cayendo Keyes en el pasillo, pero el Capitán Campbell también vio al alemán y disparó y la ráfaga alcanza a Kaufholz y cae muerto, mientras dispara dos veces más. Campbell es alcanzado y resulta con la tibia destrozada.

Cuatro alemanes muertos
El segundo grupo no puede entrar por la puerta trasera, pues un enorme depósito de agua impide la entrada. Los tiros continúan y se oyen explosiones de granadas. Un alemán, el Teniente Jager, sale expelido por una ventana, después de la explosión de una granada en la habitación contigua. Un disparo de los comandos lo deja muerto en el sitio. Afuera también hay disparos, un joven soldado de veinte años que duerme en una carpa de campaña aparece en la escena y es recibido por una ráfaga de metralleta que lo deja tendido en tierra. Es el último muerto en la operación.

Ilustración del combate en el interior de la
casa donde los ingleses creían erróneamente
que se hallaba Rommel.
El comandante Poeschel encuentra en uno de los pasillos el cadáver de un oficial inglés, es el Comandante Keyes, muerto por el teniente Kaufholz que yace fallecido en la escalera. Uno de los suboficiales del depósito de municiones está destrozado por una granada. El guardia se encuentra herido, pero no de gravedad. El Capitán Campbell con la pierna destrozada es tomado prisionero. Antes de ser capturado dio órdenes al sargento Terry que reagrupase a los hombres y que arrojasen todas las granadas que tuvieran por cualquier ventana disponible. A continuación les ordenó que lo abandonasen allí mientras ellos intentaban abrirse camino hasta el punto de encuentro, dándose cuenta de que supondría una carga insoportable para sus hombres tener que transportarlo a lo largo de casi 30 kilómetros hasta la playa por terreno escarpado y un desnivel de 2.000 metros.

La captura del resto
Los alemanes realizan una batida en los pueblos cercanos pero no encuentran a los británicos. Entonces un carabinieri italiano que conoce a los árabes muy bien, da la solución: ofrecer 40 Kg de harina y 10 de azúcar por cada inglés que capturen. Inmediatamente los comandos británicos son encontrados uno por uno.

El teniente coronel Geoffrey
Keyes, comandante de la
operación, muerto en acción
por los disparos del teniente
Kaufholz.
El comandante Keyes fue enterrado con honores en el cementerio de Beda Littoria al lado de los cuatro alemanes y comandos caídos en la refriega. Robert Campbell fue interrogado e internado en un hospital, para después ser trasladado a Italia. 

Jack Terry y sus diecisiete hombres se reunieron con Laycock y sus tres hombres en el punto de encuentro, sin saber nada de Cook y su grupo de seis. Durante las primeras horas del día 18 de noviembre, los comandos han logrado establecer contacto con el submarino Torbay mediante una lámpara Aldis. Sin embargo, de nuevo el mar se encuentra demasiado picado para lanzar las lanchas neumáticas. Al romper el alba, la presencia de los británicos no ha pasado desapercibida. Primero se han acercado al área Carabinieri árabes, a continuación pequeños grupos de alemanes y finalmente italianos, que han abierto fuego sobre Laycock y sus hombres, forzándolos a abandonar su posición y huir hacia el interior. Laycock ha ordenado a sus hombres conformar pequeñas unidades de no más de tres hombres y escapar del área en dirección a una playa alternativa donde el submarino Talisman los estaría esperando, al área de Slonta, donde se sabía operaba el Long Range Desert Group o a los wadis al norte de Cyrene, donde podrían permanecer ocultos hasta que les llegasen noticias del desarrollo de la Operación Crusader.

La tumba de Geoffrey Keyes y de otros
comandos británicos a los que los alemanes
les dieron cristiana sepultura.
Al final, de toda la fuerza británica de 32 comandos que lograron participar en la fracasada Operación, todos perdieron la vida o fueron capturados con la excepción de Laycock y Terry que a duras penas lograron regresar a las líneas británicas después de una penosa marcha a través del desierto que se va a prolongar durante más de un mes (41 días).  

La “Operación Flipper" había sido un gran fracaso británico, habiendo conseguido muy pocos objetivos (destruir algunos postes de comunicaciones, no más) y virtualmente todos los hombres de la fuerza de Comandos de Oriente Medio involucrados en la operación murieron o cayeron prisioneros.

Churchill le hizo creer al
pueblo inglés que Rommel
se había salvado del
atentado porque "había
ido a la boda de un jeque
árabe y regresó después
del ataque".
La versión de Winston Churchill fue, que Keyes murió valientemente en lucha cuerpo a cuerpo, en “el Cuartel General de Rommel” y que el comando mató a una buena cantidad de alemanes. Otra mentira oficial británica de la época dice que cuatro coroneles fueron muertos y que Rommel salvó la vida, porque había salido a las 20:20 horas en dirección a la boda de un jeque y llegó 35 minutos después de la operación.

Lo cierto es que Rommel no estaba en África en el momento del ataque de los comandos sino en Roma desde el 1º de noviembre, pidiendo suministros y refuerzos que les eran negados desde allí. Pasó su 50º cumpleaños con su esposa en Roma. Cuando Rommel regresó el 18 y se enteró del fracasado ataque se ofendió y declaró que “era indignante que los británicos sean tan estúpidos de pensar que su cuartel general estaba 250 millas detrás del frente, cuando todo el mundo sabe que el cuartel general de Rommel está siempre en la primera línea de batalla”.

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