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martes, 7 de agosto de 2012

EL CURIOSITY TRANSMITIÓ SUS PRIMERAS IMÁGENES DE MARTE

Después de haber recorrido 60 millones de kilómetros durante nueve meses, el vehículo robotizado amartizó en el cráter Gale, el lunes 6 de agosto, tras nueve meses de travesía espacial. Su objetivo es determinar si el Planeta Rojo albergó vida. En los próximos dos años estudiará el enigmático sur del planeta.

El argentino Miguel San Martín diseñó el programa que permitió al explorador Curiosity descender de forma automática sobre la superficie del Planeta rojo.

El cráter Gale es uno de los sitios más bajos de Marte y los científicos creen que era el punto convergencia de varios ríos que fluían antes en las montañas de los alrededores.

El robot explorador Curiosity costó más
de 2.500 millones de dólares.
El vehículo robotizado había partido hacia su aventura espacial el 26 de noviembre de 2011 a bordo de un cohete no tripulado Atlas 5, informó la Administración Nacional de Aeronáutica y del Espacio (Nasa), de Estados Unidos, a través de un comunicado.

Desde 1960 (contando las avanzadas soviéticas, estadounidenses, rusas y una japonesa) hubo 49 misiones a Marte, de las cuales el 60% fracasó. De las 26 malogradas en el inicio, 9 fallaron en el lanzamiento y otras 9 en el camino. Las 8 restantes no consiguieron descender: se estrellaron en el intento o no entraron en órbita. En la cuenta de la NASA, es el decimonoveno intento y el octavo por tocar suelo marciano. Los últimos dos casos exitosos fueron los de Spirit (estuvo operativo 6 años y en mayo de 2011 se perdió contacto) y su robot gemelo Opportunity, que está por cumplir 10 años. Ambos vehículos son similares a un carro de golf y el Opportunity ya caminó casi 35 km de la rojiza superficie pedregosa y sigue girando. Uno de sus mayores logros fue hallar rocas sedimentarias, lo que hace suponer a los científicos que en el pasado de Marte existieron ríos y mares.

La misión del Curiosity 
Durante los próximos dos años, la nueva misión de la NASA, consistirá en explorar el enigmático cráter Gale, situado justo al sur del ecuador marciano, en el Monte de Sharp.

Sitio del descenso del Curiosity,
en el cráter Gale que tiene
154 kilómetros de diámetro.
Los científicos creen que el Cráter Gale se formó hace alrededor de entre 3.500 y 3.800 millones de años cuando Marte, la Tierra y el resto de los planetas del sistema solar fueron bombardeados de manera frecuente por meteoritos.

El rasgo más asombroso de Gale no es su fosa que mide 154 kilómetros de ancho, sino las más de 5 kilómetros de escombros acumulados en el piso del cráter, que van en aumento.

Con el tiempo, los sedimentos fueron arrastrados, dejando lo que hoy se conoce como Monte Sharp, que los científicos esperan revele la historia geológica de Marte.

Miguel San Martín, el que posibilitó el descenso en Marte 
San Martín tenía 17 años cuando decidió que un día trabajaría en la NASA. Un año después dejaría su Argentina natal y viajaría a Estados Unidos para hacer realidad su sueño. Primero estudió electrónica y luego hizo una maestría en aeronáutica y astronáutica en el prestigioso Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT). Apenas concluyó sus estudios pudo cumplir con su sueño: ingresar a la agencia espacial estadounidense, la NASA, meca de la investigación cósmica.

Difícilmente habría podido imaginar este argentino que casi tres décadas más tarde seguiría trabajando para la NASA y sería uno de los máximos responsables del que hoy es el programa más ambicioso de la agencia: la misión Curiosity a Marte.

El argentino Miguel San Martín, Jefe de
ingenieros del diseño del sistema de
navegación y control del Curiosity.
El Curiosity es el vehículo explorador más grande y más sofisticado que ha construido la NASA. Pesa cerca de una tonelada y tiene el tamaño de un auto (el doble que sus antecesores, los rovers Spirit y Opportunity, enviados a la superficie marciana en 2004). La misión de San Martín, Jefe de ingenieros del diseño del sistema de navegación y control del vehículo fue garantizar que este enorme vehículo espacial llegue hasta la superficie de Marte sin un solo rasguño. Por eso, San Martín diseñó un software que permite que todo el proceso sea automático y el vehículo pudiera descender tal como estaba programado.

“Cuando se enteran de que soy responsable del guiado, navegación y control de esta misión muchos imaginan que manejo el Curiosity de forma remota, como si tuviera un joystick jugara a un videojuego”, se ríe el experto.

Recreación artística del Curiosity
ingresando a Marte.
La realidad es mucho más compleja: debido a la distancia entre la Tierra y Marte (570 millones de kilómetros) las comunicaciones tienen un retraso de 14 minutos, por lo que controlar el vehículo en vivo es imposible.

El desafío para la creación de San Martín fue supremo: el Curiosity llegó a la parte más externa de la atmósfera de Marte a 21.400 kilómetros por hora, dentro de una cápsula de protección que es la más grande que ha usado la NASA y empezó a frenar con ayuda de un enorme paracaídas, también de proporciones récord (16 metros de diámetro, el más grande que construyó la NASA) a unos 11 kilómetros de la superficie marciana. Diez minutos antes de llegar a la superficie, el rover se desprendió de su cápsula y siguió el resto del camino dentro de una grúa espacial que se encargó de depositarlo, utilizando retro propulsores y un sistema de cables, a unos 20 metros del suelo, donde, al posarse el Curiosity, desplegó sus seis patas de ruedas e inició su aventura en Marte.

El vehículo Curiosity es depositado en
el suelo marciano.
Todo esto sucedió en 7 minutos, que los técnicos de la NASA bautizaron como “los siete minutos de terror”.

Una vez que entró en la atmósfera de Marte, cien veces menos densa que la de la Tierra, “la nave en el lapso de 7 minutos tuvo que accionar automáticamente 76 dispositivos distintos en ese tiempo para que todo salga con éxito”, explicó San Martín. Se trata de una tecnología nueva. Hasta ahora los rovers descendían con ayuda de bolsas de aire que servían como amortiguadores. Pero debido al peso del Curiosity ese sistema debió descartarse.

Técnicos de la NASA festejan el exitoso
amartizaje del vehículo en el que estuvieron
trabajando durante 10 años.
San Martín y su equipo crearon un nuevo sistema de navegación que permitió que el Curiosity llegue en autopiloto hasta el lugar preciso donde deberá llevar a cabo su labor: el cráter de Gale, uno de los lugares más profundos de Marte.

Los expertos de la NASA no pudieron mirar lo que estaba pasando durante el amartizaje, sólo tenían dos referencias: la información codificada que les llegaba desde satélites que orbitan Marte y tonos de radiofrecuencia que se activaban con las diversas acciones que se iban suscitando a medida que bajaba.

San Martín ya tenía experiencia con la exploración de Marte porque trabajó en 1997 en la misión Pathfinder, que llevó hasta Marte al primer rover, el Sojourner. Luego en los exploradores Spirit y Opportunity.

Primera imagen del suelo marciano del
cráter Gale, que parece grava y la
sombra del vehículo.
Para San Martín, la evidencia que se halle rastros de vida en el suelo de Marte, dependerá en gran medida de la suerte. “Buscar lugares propicios para la vida desde órbita es más arte que ciencia”, aseguró.

“Uno planea lo mejor posible pero nunca sabe qué encontrará. El Spirit tardó años en buscar información valiosa mientras que el Opportunity apenas llegó, sacó una foto que fue todo un descubrimiento”, señaló.

El Curiosity en cifras
Lanzado el 26 de noviembre de 2011 desde Cabo Cañaveral, Florida, el vehículo robótico no tripulado Mars Science Laboratory (MSL), conocido como Curiosity, tiene las siguientes cifras para recordar:

Segunda foto del Curiosity, en el fondo
el monte Sharp.
US$ 2.500 millones de dólares es el costo aproximado de la misión espacial con el explorador móvil más complejo hasta el momento enviado al espacio por la NASA.

567 millones de kilómetros es la distancia recorrida por el robot que amartizó con éxito en la superficie marciana el lunes 6 de agosto.

2 años es el plazo fijado por la agencia espacial para la búsqueda de rastros de vida en el Planeta Rojo por el Curiosity.

Dibujo descriptivo del Laboratorio rodante
Mars Science Laboratory.
10 son instrumentos de análisis que lleva el robot Rover para examinar el suelo, las rocas y la atmósfera marciana, como un láser para pulverizar fragmentos de rocas que le puedan obstaculizar el camino y un instrumento diseñado para detectar compuestos orgánicos.

1.000 kilos es el peso del vehículo con 6 ruedas, 5 veces más que sus predecesores Spirit y Opportunity, y sus medidas son 2 metros de alto por 2,7 metros de ancho y 3 metros de largo.

80 kilos de material exclusivamente científico lleva a bordo el Curiosity, 16 veces más que sus dos predecesores.

El Curiosity descendiendo en paracaídas,
fotografiado por un satélite en órbita
a 340 kilómetros de distancia.
10 años de investigación fueron necesarios para poner este juguete espacial en órbita.

5.000 personas trabajaron para que llegara a Marte.

9.000 estudiantes de Estados Unidos participaron del concurso realizado en 2009 por la NASA para bautizarlo como Curiosity, nombre sugerido por una escolar de Kansas.

21.500 kilómetros por hora es la velocidad a la que ingresó a la atmósfera marciana.

Un artista de la NASA así se imaginó al
vehículo en Marte.
14 minutos es el retraso que tienen las comunicaciones con el planeta Marte.

420 segundos es el tiempo en que la cápsula pasó de cono envuelto en temperaturas de casi 900ºC a convertirse en grúa flotante sobre 8 cohetes y a algo parecido a una araña mecánica cuando se posó suavemente sobre el cráter Gale.

5.500 metros tiene el monte Sharp, en el centro del cráter Gale, abierto hace unos 3 mil millones de años por el impacto de un meteorito y que se cree que albergó un lago, al pie del que se posó el Curiosity.

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