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sábado, 16 de junio de 2012

A 10 AÑOS DEL INICIO DEL “MURO DE LA VERGÜENZA” ISRAELÍ

Casi ningún medio masivo de comunicación recordó nada sobre el décimo aniversario del Muro de la vergüenza o Muro de Cisjordania, que perpetúa la ocupación israelí de tierras palestinas y que, cuando se termine será quince veces más extenso que el Muro de Berlín.

Diez años atrás, el expansionismo de Israel tomaba una decisión que despertó cuestionamientos en casi todo el mundo: levantar un muro para separarse de Cisjordania, con la excusa de “defenderse” de los ataques procedentes de los territorios palestinos.

Ariel Sharon ordenó la construcción del
ignominioso muro, aprobado luego por
la Knesset, el parlamento israelí.
Cuando el entonces primer ministro israelí, Ariel Sharon, ordenó el 16 de junio de 2002 la construcción del muro, corrían los sangrientos días de la segunda Intifada (levantamiento palestino) contra la ocupación israelí.

En este violento contexto, una amplia mayoría de los israelíes apoyó la construcción del muro de 723 kilómetros de largo y 10 metros de altura, que invade territorio palestino, es decir más allá de la Línea Verde establecida tras la primera guerra árabe-israelí en 1948, conocida por los israelíes como “Guerra de la Independencia”.

Desde su inicio, el costo de la supuesta seguridad de Israel la pagan los casi 500.000 palestinos que se ven afectados por la construcción de este maléfico muro.

La construcción del Muro de la vergüenza
comenzó el 16 de junio de 2002.
Cada día, todos los campesinos palestinos cuyas tierras se encuentran separadas por el inhumano muro deben atravesar una de las 66 puertas que posee el muro para llegar a sus campos.

Tres veces al día, soldados israelíes abren esos accesos durante cerca de media hora y sólo quienes tengan un permiso especial, pueden acceder a sus campos para regresar por la noche a sus casas.

En 2003, la Asamblea General de Naciones Unidas aprobó una resolución exigiendo a Israel que interrumpiese la polémica iniciativa.


El caso fue remitido a la Corte Internacional de Justicia (CJI) de la Haya, que el 9 de julio de 2004 dictaminó que la construcción del muro israelí en Cisjordania es ilegal, ya que constituye un incumplimiento de las obligaciones contraídas por Israel en virtud del derecho internacional humanitario.

El máximo tribunal destacó, entonces, que las excepciones por motivos de seguridad previstas en el derecho internacional humanitario, no pueden invocarse para justificar medidas que benefician los asentamientos israelíes ilegales a expensas de la población palestina sometida a ocupación.

La CIJ concluyó que Israel debía detener la construcción del muro dentro de los territorios palestinos ocupados, derribar lo ya construido y reparar el daño causado.

Hasta ahora, Israel no se ha dado por enterado
El gobierno israelí hizo caso omiso de las recomendaciones de la CIJ y continuó adelante con el muro que, en un 80%, está construido dentro del territorio palestino, por lo que quedan aisladas entre sí comunidades y familias, separa a los campesinos de sus tierras y a los palestinos de sus lugares de trabajo, centros educativos y de salud y otros servicios esenciales.

Se trata de una estructura de hormigón que incluye alambres de púas, zanjas, zonas de arena o tierra fina para detectar huellas, torres de vigilancia, caminos asfaltados a cada lado para permitir patrullar a los tanques, así como zonas adicionales de defensa y áreas restringidas de diversa profundidad.

Según el diseño de su trazado, el objetivo es rodear los más de 50 asentamientos israelíes ilegales donde viven un 80% de colonos, incluyendo extensas áreas de tierra alrededor de ellos, lo que permitiría crear una continuidad de los asentamientos con Israel y separar la zona del resto de Cisjordania.

El muro es uno de los mayores obstáculos en las negociaciones que tienen que ver con los asentamientos en Cisjordania, territorio ocupado en el que Israel se niega a dejar de construir viviendas, una condición inamovible por parte de los palestinos para retomar el diálogo.

A diez años del inicio del levantamiento de este muro, el conflicto entre israelíes y palestinos permanece aún hoy estancado y la lógica idea de dos Estados no avanza. La Autoridad Nacional Palestina (ANP) quiere su Estado en el contexto del territorio capturado por Israel en la Guerra de Seis los Días de 1967.

La vida al lado del Muro del Apartheid
El muro tiene en algunos tramos nueve metros de altura, en otros diez, atraviesa 171 pueblos o ciudades de Cisjordania, se suma a los 600 obstáculos a la libre circulación que salpican Cisjordania. La ilegal muralla ha desplazado ya a 28.000 palestinos de su propia tierra; ha supuesto la confiscación de cinco mil hectáreas, y el aislamiento de otras 27.000 hectáreas. Las manifestaciones contra el muro de Israel no han cesado desde su construcción.

Soldado israelí lanza una
granada de gas a los
manifestantes que se
oponen al Muro sionista.
Las manifestaciones de rechazo a la construcción de tan imponente muralla se han convertido en una situación regular, así como también la respuesta de la policía israelí que lanza gases y balas de goma a manifestantes palestinos que lanzan piedras. Cuando los jóvenes palestinos se acercan al muro construido ilegalmente por Israel en Cisjordania, en acciones cargada de simbolismo, que tienen como telón de fondo los aniversarios de la caída del muro de Berlín o de la construcción de éste, los guardias israelíes arremeten con bombas lacrimógenas y un aerosol maloliente desde la parte contraria del inmenso muro de hormigón.

Un 85% de su trazado se encuentra en suelo palestino, apropiándose de casi un diez por ciento del territorio. Construido de norte a sur y a través de parte de Jerusalén, cuando esté terminado el muro medirá 723 kilómetros de largo y entre 50 y 100 metros de ancho. Es una estructura compleja que incluye alambradas de púas, zanjas, zonas de arena fina para detectar huellas, torres de vigilancia, caminos asfaltados a cada lado para permitir patrullar a los tanques, así como zonas adicionales de defensa y áreas restringidas de diversa profundidad.
Trazado del Muro del
Apartheid.

La diabólica obra provoca un impacto demoledor en la vida cotidiana de decenas de miles de palestinos, puesto que el muro aísla entre sí a comunidades y familias. Separa a los campesinos de sus tierras y a los palestinos de sus lugares de trabajo, centros educativos y de salud y otros servicios esenciales. Para que un campesino consiga un permiso para acceder a su tierra tienen que pasar muchos meses de espera, entre siete y ocho meses para ir a labrar su terreno separado por el muro.

Por ejemplo, hoy los Reyes Magos si tuvieran que ir a Belén no podrían hacerlo. Como es una ciudad palestina los viajeros se encontrarían ante un enorme muro de cemento de 10 metros de altura. Si quisieran rodearlo y pasar por el puesto de control, sus rasgos y vestimentas les parecerían sospechosos a los soldados judíos que los interrogarían por varias horas, los harían desvestirse y le confiscarían los regalos para Jesús.

¿De qué han servido las mil y una resoluciones de las Naciones Unidas contra la ocupación israelí de los territorios palestinos? Hay que recordar que, según la ley internacional, todos los asentamientos judíos en los Territorios ocupados son ilegales, por lo que no cabe otra solución que su desmantelamiento.

Estos asentamientos violan la Cuarta convención de Ginebra, que prohíbe a los estados transferir cualquier parte de su población civil a territorios conquistados por medio de la fuerza militar. Por su parte, las resoluciones 446, 452, 465 y 471 del Consejo de Seguridad llaman explícitamente a Israel a eliminar sus asentamientos en los territorios ocupados en la guerra de junio de 1967, es decir, Cisjordania, Gaza y Jerusalén Este.

Las resoluciones 242 y 338 piden además a Israel que se retire de dichos territorios. Nada ha aceptado Israel burlándose de la ONU y del mundo.

Financiado por el Banco Mundial
Se ha calculado que el Muro de la vergüenza puede llegar a aislar a entre 250.000 y 300.000 palestinos, más del 10% de la población, y que puede llegar a anexionarse, por la vía de los hechos consumados, hasta un 10% del territorio de Cisjordania. Junto con la ocupación militar y la expulsión forzada, los palestinos son sujetos a un colonialismo económico.

Y lo que se oculta también al mundo es que el Muro de la vergüenza está financiado por el Banco Mundial. El Banco Mundial ha bosquejado la armazón para un Área de Libre Comercio Palestina - Oriente Medio Palestina (MEFTA, en inglés).

Lo central de las propuestas del banco es la construcción masiva de zonas industriales controladas por la ocupación israelí y financiadas por el mismo Banco Mundial y otras fuentes. Construidas en tierra palestina pero alrededor de la muralla, el banco visualiza esas zonas industriales como la formación de la base para un desarrollo económico orientado a la exportación. Los palestinos encarcelados por el muro y desposeídos de su tierra podrían ponerse a trabajar por salarios bajos.

Cuando el maléfico Muro se termine medirá
723 km. de largo por 10 mts. de altura.
La visión post muralla del Área de Libre Comercio (MEFTA) incluye el control completo sobre todo el movimiento palestino. El informe propone puertas militares de alta tecnología y puntos de control a lo largo de la pared por donde podrán circular, convenientemente controlados, los palestinos y las exportaciones. Un "sistema de transferencia" suplementario de caminos amurallados y túneles para los obreros palestinos permitirán el acceso subterráneo a sus trabajos, negándose, entretanto, el acceso simultáneo a su tierra. La explotación fabril será uno de las muy pocas posibilidades de ganarse la vida para los palestinos confinado a los guetos dispares a lo largo de la Banda Oriental.

El Banco Mundial declaró: “En un ambiente operacional mejorado, los empresarios palestinos y los inversionistas extranjeros dispondrán de tierra industrial bien acondicionada con infraestructura de apoyo. También serán atraídos por un régimen regulador con un mínimo de "papeleo" y procedimientos claros para emprender los negocios. Las zonas industriales, particularmente aquéllas en la frontera entre el territorio palestino e israelita, pueden cumplir esta necesidad y por eso pueden jugar un importante rol de apoyo al crecimiento basado en la exportaciones".

Puede presumirse que la ausencia del “papeleo” a que se refiere el Banco Mundial significaría falta de sindicatos, salarios mínimos, deficientes condiciones de trabajo, y otros derechos obreros que serían más "flexibles" que los existentes en el mundo “desarrollado”.

El Banco Mundial declaró explícitamente que los salarios actuales de los palestinos son demasiado altos para la región y “el compromiso de competitividad internacional”, aunque tales sueldos sólo alcanzan al 25% del jornal promedio en Israel.

La Muralla del mal atraviesa 171
pueblos y ciudades de Cisjordania
reduciéndo a sus habitantes a
condiciones infrahumanas.
Estas zonas industriales futuras beneficiarán claramente a Israel en el extranjero porque las mercancías “Made in Palestine” tendrían condiciones de comercio más favorables en los mercados internacionales que las “Made in Israel” boicoteadas en muchos países.

El Banco Mundial considera financiar puestos militares de seguridad israelíes en territorio ocupado con créditos concedidos ¡a la Autoridad Nacional Palestina! El coordinador de programas del Banco para Cisjordania y Gaza, Markus Kostner, dijo en 2005 que la institución podría cumplir algún papel en el financiamiento de los puestos de seguridad entre Israel y Palestina, equipados con la última tecnología. Por su nivel de ingresos por habitante, Israel no puede recibir préstamos del Banco Mundial, de acuerdo con los estatutos de la organización pero Palestina, sí.

El financiamiento de la institución en este caso es considerada por Kostner “un instrumento para alentar la economía palestina a través de una más rápida inspección de personas y mercaderías en los puestos de control”.

El 85% del trazado del nefasto Muro
se encuentra sobre tierra palestina.
“El proyecto ayuda a mejorar la eficiencia del cruce de fronteras en beneficio de los palestinos, al mismo tiempo que puede, al menos, mantener y tal vez mejorar la seguridad en Israel. Desde esa perspectiva, será una doble ganancia”, sostuvo con cinismo Kostner.

Hacer que los palestinos paguen por la modernización de esos puestos de control es embarazoso, pues no tienen nada que ver con la construcción del muro, y de hecho lo rechazan. El Banco no descarta financiar “obras de infraestructura dentro de Israel que beneficien a los palestinos, como una línea férrea entre Gaza y el puerto de Ashdod o servicios de agua”, declaró el vicepresidente del Banco para Medio Oriente y África Septentrional, Christiaan J. Poortman, a la revista israelí Globes.

Poortman también informó a una publicación de la comunidad judía estadounidense, The Foreword, que “el Banco Mundial consideraba financiar puestos de seguridad alrededor del muro que Israel construye en territorio palestino para mejorar los cruces en la línea verde”.

El plan contempla también que en las tierras anexionadas al muro se construirán grandes zonas industriales donde los palestinos de los guetos se verán obligados a trabajar en las industrias más insalubres y tóxicas. Ya existe un germen de este plan que es el llamado polígono de La Paz (Tulkarem), arquetipo del proyecto, construido en tierras de cultivo robadas, que durante generaciones dieron sustento a 50 familias del pueblo de Irtah. Una de las empresas más contaminantes de Tulkarem es Gesur Industries, una empresa israelí que antes estaba ubicada en la ciudad israelí de Kfar Saba, hasta que un tribunal la declaró un peligro para la salud y la obligó a cerrar en 1982. Entonces, se restableció en la localidad cisjordana en Nitzanei Shalom muy cerca de Tulkarem. Produce plaguicidas, pesticidas y fertilizantes que están contaminando toda la comarca. Gesur está rodeada de tierras agrícolas palestinas que han sido arruinadas por los residuos químicos de la fábrica judía. Casi todos los trabajadores son palestinos que no cuentan con las condiciones mínimas de seguridad, no tienen ni trajes especiales ni máscaras y muchos han muerto y otros se han enfermado y fueron despedidos.

Entre los aportes monetarios para que tenga viabilidad la Muralla está un aporte de Estados Unidos que contribuyó con 50 millones de dólares para construir los pasos a lo largo de la pared “para ayudar a servir las necesidades de Palestina".

El costo del muro israelí se estima en
más de 250 millones de dólares.
El proyecto, cuyo costo se estima en más de 250 millones de dólares, se extenderá hasta completar los 723 kilómetros de extensión del Muro del Apartheid que separa a Israel de Cisjordania y construido casi íntegramente en territorio palestino.

Comparándolo con el desaparecido Muro de Berlín, hoy, Israel está construyendo un muro el doble de alto y quince veces más largo en Cisjordania, despreciando el derecho internacional, para separar a los palestinos de sus tierras.

El Banco Mundial espera que el MEFTA esté consolidado totalmente hacia 2013 cuando se termine la construcción del Muro de la vergüenza.

El Muro judío convertirá a Palestina en
una gigantesca cárcel para los 4
millones y medio de palestinos.
Todo esto abre un capítulo en una historia donde se da por aceptada la globalización tipo apartheid en la ocupación de Palestina. El sionismo tiene su propio interés racista en reducir a guetos a los más de 4 millones de palestinos en Gaza y en la Banda Oriental, afianzando la judaización de Jerusalén. Se asegura una mayoría demográfica judía y la supremacía étnica muy por encima de una Palestina posible, trabajando contra todas las resoluciones de la ONU y los dictámenes de la Corte Internacional de Justicia contra el Muro infame.

Dentro de este proyecto Israel encuentra aliados en la comunidad internacional dispuestos a explotar la mano de obra barata del palestino encerrado detrás de las paredes y de las puertas. El objetivo final es tener una mano de obra esclava con la mira de controlar cada aspecto de la vida palestina.

El Banco Mundial es un engranaje preparado para asumir hasta el control de las nóminas de pago de varias instituciones palestinas si el gobierno palestino no se somete a los intereses sionistas y globales.

El muro israelí además, le corta el acceso
a los palestinos al 95% de sus propios
 recursos hídricos.
El plan final del proyecto es la legitimación de la Muralla, la anexión de Jerusalén, el aumento del número de colonos y la mera negación de la existencia de los refugiados palestinos reducidos a mano de obra barata para los empresarios y banqueros.

La barrera también supone para los palestinos la privación de agua. Tal y como constata el Consejo Económico y Social de la ONU (ECOSOC), la construcción de la nefasta muralla ha cortado el acceso de los palestinos al 95% de sus propios recursos hídricos. Hay un refrán que dice que “el hombre propone pero Dios dispone”. Es casi seguro que todo es estos planes sionistas de dominación y sometimiento para el lento y sostenido exterminio de 4.5 millones de palestinos, sin duda alguna tterminarán en un estrepitoso fracaso.

"No importa lo altos que sean, todos los muros caen", se lee en una pintada en el Muro de la vergüenza.

A continuación vea antes que los borren de Internet los siguientes videos sobre el Muro de la vergüenza donde se observa que viola todos los derechos humanos de los palestinos.

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