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viernes, 11 de mayo de 2012

DESCUBREN UN ANTIGUO CALENDARIO MAYA EN GUATEMALA

Las tablas astronómicas datan del siglo IX, pintadas en las paredes de una casa en la ciudad perdida de Xultún, en Guatemala, describen el ciclo de la Luna y los planetas mucho más allá de 2012. "Todavía nos queda explorar el 99,9 por ciento de Xultún", dijo uno de los investigadores.

Mapa de las ciudades mayas.
Xultún se encuentra cerca de
la frontera de Guatemala con
Bélice y México. Haga clic en
el mapa para agrandarlo.
Los arqueólogos William Saturno, de la Universidad de Boston, y David Stuart, de la Universidad de Texas-Austin, presentaron sus hallazgos y derribaron las teorías apocalípticas que dicen que los mayas vaticinaban el fin del mundo para este año.

El hallazgo fue en la ciudad de Xultún, con más de 16 kilómetros cuadrados de extensión, urbe que entra en la categoría de mega ciudades y se cree que en su época de mayor esplendor albergó decenas de miles de habitantes. Fue descubierta en 1915 y el arqueólogo estadounidense Sylvanus Morley (1883-1948) realizó el primer mapa rudimentario de la ciudad.

Los investigadores destacan la importancia del descubrimiento, ya que no es habitual que este tipo de pintura primitiva se conserve en buen estado en las tierras bajas mayas, "especialmente en una casa enterrada a sólo un metro por debajo de la superficie". "Lo más interesante es que ahora vemos que los mayas estaban haciendo, estos cálculos, y en lugares que no sean libros, cientos de años antes de que se registraran en los códices", aseguran.

La casa fue descubierta en 2010 por Max Chamberlain, un estudiante del equipo de Saturno, que seguía las trincheras abiertas por los saqueadores a través de la ciudad de Xultún, tapada por la selva de la zona de Petén.

En la pared norte de la casa, que se encuentra enfrente al entrar por la puerta, está dibujado el rey ricamente vestido, ataviado con plumas azules y glifos mayas cerca de su rostro, que según han descifrado le llaman "Hermano Menor". En este mismo muro aparecen glifos que representan la fecha 813 después de Cristo, un momento en el que el mundo maya se había comenzado a colapsar, así como grupos numéricos que creen que corresponden a los ciclos astronómicos.

El calendario maya más antiguo que se conoce
El equipo de arqueólogos norteamericanos descubrió en el yacimiento de Xultún, una gran ciudad escondida en la selva de Petén, en Guatemala, el calendario maya más antiguo que se conoce. Estas tablas astronómicas del siglo IX, que anteceden en varios siglos a los famosos códices mayas escritos en papel de corteza, están pintadas en los muros intactos de lo que parece ser la vivienda de un escribano. Las paredes, adornadas con pinturas únicas -una de ellas representa una formación de hombres con uniformes negros-, están repletas de cientos de números garabateados.

Los cálculos del calendario a cuatro
columnas. Creen que los mayas los
escribieron en la pared, copiados
de un libro ya desaparecido.
Los glifos son cálculos de ciclos: el ceremonial de 260 días, el solar de 365 días, el de 584 días del planeta Venus y el de 780 días de Marte. Las tablas, que intentan encontrar la armonía entre los eventos celestes y los rituales sagrados, se extienden unos 7.000 años en el futuro y son cíclicas, por lo que, según los investigadores, no proporcionan ninguna señal para pensar que el fin del mundo ocurrirá en diciembre de 2012, como la creencia popular se empeña en mantener. El sorprendente hallazgo aparece publicado en la revista Science.

Xultún, comenzó a construirse en el siglo I antes de Cristo. El lugar prosperó hasta el final del período Clásico maya -su último monumento data del año 890 d.C.- y quedó en el olvido hasta que fue descubierto hace unos cien años por unos trabajadores guatemaltecos. En 2010, una expedición financiada por la National Geographic Society sacó a la luz una vivienda de la antigua ciudad oculta por la vegetación, a un metro bajo la superficie.

Lo que había dentro asombró a los arqueólogos. Tres muros pintados, cada uno con su propia historia, prácticamente intactos. En ellos, pequeños glifos rojos y negros arriba y abajo por toda la pared, barras y puntos que representan columnas de números. “No es un templo ni un monumento. Por primera vez, teníamos ante nuestros ojos los registros reales en poder de un escribano”, describe William Saturno, profesor de arqueología en la Universidad de Boston (EE.UU.). “Utilizaban las paredes como un pizarrón para escribir sus problemas matemáticos”, explica. El investigador cree que los escribanos o astrónomos de la época copiaron los datos de “algún libro que no ha llegado hasta nuestros días”.

Predicción de eclipses
Las pinturas representan el primer arte maya encontrado en las paredes de una casa. El muro norte, al frente según se entra en la habitación, muestra a un rey sentado, vestido con plumas azules. La imagen de otro hombre aparece en un vibrante color naranja. Los glifos cerca de su cara le llaman “hermano menor”, un curioso título y Saturno cree que puede tratarse del hijo o del hermano menor del rey, posiblemente el escriba que vivió en la casa.

Todavía se está tratando de interpretar a
quienes representan las misteriosas
figuras pintadas en las paredes con
medallones alrededor de sus cuellos.
En la pared oeste, otras tres misteriosas figuras masculinas aparecen pintadas de negro, con taparrabos blancos, medallones alrededor de sus cuellos y tocados con una pluma, algo que también supone una novedad. Una especialmente figura corpulenta “como un luchador de sumo” es el “hermano mayor”, según los glifos.

Pero lo que sin duda resulta más atractivo y misterioso son los calendarios y los cálculos que, en vez de estar en códices, como ocurriría cientos de años después -el más famoso es el códice de Dresde-, han aparecido escritos en las paredes. El muro oriental está dominado por figuras numéricas, incluidas las columnas de números que representan los cálculos de conteo y calendario. Algunos siguen las fases de la Luna, otros intentan reconciliar los períodos lunares con el calendario solar, “una forma de predecir eclipses”, dice Saturno. Incluso algunas notas pintadas en rojo junto a los cálculos parecen correcciones. “Los mayas tenían grandes conocimientos de astronomía”, dice el arqueólogo. “Los utilizaban para planificar sus eventos en sus vidas, como por ejemplo la coronación del rey o cuándo empezar una guerra con otro pueblo”.

7.000 años en el futuro
Precisamente, en el muro norte cuatro largos números que representan de un tercio de millón a 2,5 millones de días reúnen todos los ciclos astronómicos que los mayas consideraban importantes, como los de Marte, Venus y los eclipses lunares. Estas fechas se extienden unos 7.000 años en el futuro, demasiado tiempo como para considerar que el mundo puede acabar en 2012.

"Nunca habíamos visto nada igual", señaló
David Stuart de la Universidad de Texas.
Muy al contrario, los científicos creen que estos símbolos reflejan una visión determinada del mundo que nada tiene que ver con las populares profecías sobre el final de los tiempos. “Para los mayas todo era cíclico”, dice William Saturno, que se ríe al recordar los terribles presagios para finales de año y pone un ejemplo: “Debemos pensar en el cuentakilómetros de un coche, cuando se pone otra vez a cero, vuelve a empezar”.

Según Stuart, el concepto ha sido “manipulado” y cuando el 21 de diciembre de 2012 acabe el 13 periodo, el calendario maya volverá a empezar y continuará con sus ciclos durante millones de años. “Tenemos algo que aprender de los mayas y es que nosotros, en vez de pensar en cómo mejorar el mundo, parece que solo pensamos en su fin”, reflexiona.

El hallazgo también será publicado en la edición de junio de la revista National Geographic, que financió parte de la investigación.

Observe el dibujo anterior dentro de la
casa tapada por la selva.
Los números en la pared posiblemente fueron escritos por un escriba o por un sacerdote, quien era una importante figura en la corte maya donde los monarcas se interesaban en la astronomía y buscaban armonizar rituales sagrados con eventos celestes.

“La pared fue usada como un científico moderno utilizaría una pizarra, para escribir fórmulas consultadas con frecuencia en vez de tener que fijarse en un libro”, ha destacado David Stuart.

El interior de la casa que, probablemente
perteneció a un matemático o sacerdote.
Además de los números había imágenes en otras paredes de la estructura, entre ellas una de un rey con un tocado de plumas sentado en un trono, con un hombre vestido de blanco asomándose a su espalda. En otro muro había una pintura de un escriba sosteniendo una púa. Las pinturas serían las primeras del arte maya halladas en las paredes de una casa, destacan los investigadores.

La vivienda, cubierta de vegetación, fue detectada en el año 2010 en el complejo maya de Xultún, en la selva de Guatemala y tiene miles de edificaciones bajo la selva que podrían abarcar un área de más de 31 kilómetros cuadrados.

"Es raro que los hallazgos de Xultún siquiera existan. Escrituras y pinturas en paredes de ese estilo no se preservan bien en las tierras bajas de los mayas, especialmente en una casa enterrada a un metro de la superficie", expresa Saturno en un comunicado.

La investigación, continúa abierta para determinar qué tipo de habitación se trata, si era una vivienda o un habitáculo de trabajo y si era utilizado por una o varias personas. "Todavía nos queda explorar el 99,9 por ciento de Xultún", señaló Saturno, quien aseguró que la gran ciudad maya descubierta en 1915 proporcionará nuevos descubrimientos en las décadas venideras.

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